En los últimos tiempos, en Galicia, España, se ha hecho habitual utilizar una famosa canción, basada en un poema de Rosalía de Castro. Negra sombra suena en los recintos deportivos para acompañar los minutos de silencio en memoria de alguien. En el caso de Vin Baker, parece la banda sonora ideal para acompañar su carrera baloncesto.
Vincent Lamont Baker, nacido el 23 de Noviembre de 1971, fue el mejor jugador de la pequeña universidad de Hortford, lo que le valió salir elegido con el número 8 del draft de 1993 por los Milwaukee Bucks.
Su impacto en la NBA fue inmediato, ganándose rápidamente un puesto en el cinco inicial del equipo. Consecuencia: inclusión unánime en el mejor equipo rookie de la temporada junto a jugadores como Chris Webber y Penny Hardaway.
Sus siguientes tres años en Milwaukee fueron los mejores para Vin Baker. Tres apariciones consecutivas en el All Star, el primer jugador en la franquicia en promediar más de 20 puntos y 10 rebotes desde que lo había hecho un tal Kareem Abdul Jabbar en los años 70 y dos elecciones para los mejores equipos de la temporada.
Su juego en el poste bajo, su maravillosa selección de tiro, reboteador sólido y buen defensor, le convirtieron en uno de los mejores representantes del power forward clásico, al estilo Karl Malone, de los que ya quedan pocos en la liga americana.
Esas cualidades llevaron a los Seattle Sonics a pensar en Vin Baker como la pieza que les faltaba para asaltar el título de la NBA, tras haber perdido las finales contra Jordan y sus Chicago Bulls. Pero, como tantas otras veces, el destino tenía otros planes. La sombra, así le apodaban por su facilidad para acumular grandes estadísticas sin hacer ruído, de Vin Baker empezó a hacerse más negra y los problemas comenzaron.
Su primera temporada en el Oeste no estuvo mal del todo. Otra aparición en el All Star y buenas estadísticas, pero algo no terminaba de funcionar.
La sombra era cada vez más negra. Al año siguiente, sus primeras lesiones de gravedad terminaron de destrozar la confianza del elegante jugador. En esa época nacieron sus problemas con el alcohol y los episodios depresivos. El principio del fin ya había comenzado.
A pesar del triunfo que supuso la medalla de oro con la selección USA en los Juegos Olímpicos de Sydney, y un par de aceptables temporadas saliendo del banquillo, el matrimonio con Seattle estaba roto. Sin duda, no era lo esperado para un jugador con un salario de 18 millones de dólares.
Su traspaso a Boston Celtics fue su muerte profesional. Se agravaron sus problemas con el alcohol, su estado físico era lamentable y su talento para el basket ya no podía tapar todo eso. Fue despedido por violar el programa de rehabilitación de alcoholismo. Volvió a intentarlo y unos promedios de casi 10 puntos por partido con los Knicks parecían reavivar el sueño. Fue un espejismo, la luz se había encendido y la sombra ya era parte de la historia de la NBA.
Desde entonces, un par de regresos frustrados por su pobre estado físico: descartado por Minnesota después del training camp e, incluso, por un equipo de la liga profesional China debido a su forma física. En el 2006 volvió a intentarlo, con 37 años, en Venezuela, después de haber perdido su casa por las deudas y una vida tormentosa. Negra Sombra la del fino Vin Baker, uno de los más elegantes malditos de la NBA.
14 agosto 2009
Vin Baker: Negra sombra
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
3 comentarios :
Era un tio de calidad, pero siempre tuvo problemas con el otro mundo y asi acabó...uno de tantos.
era muy bueno y a mí al menos siempre me sorprendió que tuviera problemas con el alcohol, no sé, en pista parecía un tio muy centrado y buen tio, de los que no tienen pinta de hacer nada malo.
lo del apodo de la sombra, más que por hacer grandes estadísticas, yo creo que era pq ayudaba a conseguir victorias sin que se le viera mucho, pq hay otros muchos jugadores que hacen buenas estadísticas pero su equipo nunca gana, y esas sombras no son las buenas.
Era bueno. Aunque no estoy muy contento de su etapa en los Celtic.
Me gustó mucho la mención a Rosalía. Como gallego me siento orgulloso.
Publicar un comentario